Sólo quiero eso y... un cachorro de gato-leopardo (pero chiquitito...)
Sin otro particular,
Me despido afectuosamente.
P.D: Por si no se nota este año he sido muuuy buena y me he comida todito el sushi... comida, quiero decir.
Si gastara todo el tiempo que uso sacando cuentas en trabajar por mis metas, tal vez habría conseguido muchísimas más... pero la gracia también está en planear.
El punto es ¿por qué nos (o me) avergüenza escuchar esta música? a final de cuentas hace sentir bien o mal... por lo menos provoca un sentimiento y debo reconocer que, pese que los detesto, puedo dejar pasar alguna canción de Maná por todo el resto de las romanticonas que en el fondo del alma me alegran. El punto es que entre lo mejor de tu vida me lo he llevado yo... y otras melodías del tipo, me dan ganas de conversar, pero curiosamente hoy no hay nadie con quien conversar. Algo hay en el melodrama que nunca dejará de ser un buen tema para canciones (obvio), películas, teleseries, y demás historias vendibles. ¿Hay alguien que no sucumba ante este tipo de cebollería?
Pero no sólo con las personas pasa eso, también con las cosas y la comida.
La primera vez que comí sushi tenía como 14 años y no me gustó para nada. Mi hermano, que es una suerte de innovador o líder de opinión de bajo perfil, nos lo llevó para que probáramos esta maravilla y supongo que se debe haber sentido bastante desilusionado al darse cuenta que nadie apreciaba este manjar que, además, era carísimo. En esa época y hasta hace un par de años atrás, en esa época el sushi era como el pariente rico de la comida china, era la cumbre del estatus, algo reservado para grandes ocasiones. Sin embargo, ahora hay casi tantos restoranes de sushi como chinos o por lo menos, los suficientes para que su precio sea accesible y para regodearse entre unos y otros.
El caso es que mi papá, quien suele obsesionarse con algo y no dejarlo hasta que aparece otra cosa, descubrió que también traen sushi a domicilio y últimamente no hemos tenido tiempo para ir al supermercado, así que hemos comido más sushi que en mis anteriores 25 años y nueve meses (lo cual no deja de ser bueno, porque antes pasamos por la etapa de la pizza y comerla varias veces a la semana es un atentado para cualquier dieta). Pero, y sin afán de quejarme, yo que siempre decía que podría comer sushi toda la vida sin aburrirme, debo reconocer que todo tiene su límite. No crean que ha dejado de gustarme, solo que 5 veces en dos semanas es un poco mucho.
A lo que iba. Todo cambia. ¡Pero que gran descubrimiento! ¿me darán un premio por eso o
Ya lo dijo Juan Luís Guerra " El costo de la vida sube otra vez, el peso que baja ya ni se ve..."
P.D: Puede ser que todavía haya lugares donde ud. pueda encontrar un heladito a cien, pero la tendencia dice que son una especie en peligro de extinción.
El punto es que el 18 y el año nuevo son prácticamente lo mismo. Obvio que sé que se celebran cosas distintas, pero si no fuera por eso y por la extensión... podríamos decir el espíritu es el mismo. Es decir, se baila el mismo tipo de música, se toma como si no fuera a quedar más alcohol en el mundo y se crean expectativas tan grandes como si de verdad la vida fuera a ser diferente al día siguiente.
Sinceramente, creo que sólo son fechas que hemos establecido para poder carretear sin culpa. Otra cosa es que unos pocos ilusos traten de rescatar valores de ellas, como el espíritu patriótico o la trascendencia de un año que se va... o quién sabe que cosa. Pero generalmente lo que ocurre es que cargamos de expectativas estas fechas y por lo tanto es muy probable que después nos desilusionemos, porque el carrete no fue como queríamos, porque la música era puro reggaeton o porque la gente en el asado no estaba tan animada como habíamos pensado o así como muchas otras eventualidades que pueden surgir.
Personalmente me pasa que mientras más espero alguna de estas fechas, más mal lo paso... creo que lo mejor es asumirlas como lo que son y agradecer si al final la fiesta fue memorable.