jueves, julio 27, 2006

Sopor

Me gusta andar en micro, viajar en metro y caminar en las tardes o en las mañanas.... en realidad a cualquier hora. Estás tres cosas tienen en común algo más que ser la manera en que me transporto por esta ciudad. Son los momentos en que más pienso, divago, invento y sobre todo me desconecto del mundo. Esto último puede sonar un poco raro, sobre todo porque son actividades que implican a la ciudad y la conexión con el resto de los seres humanos, pero ocurre que realizandolas entro en una especie de transe, esa sensación como adormilada en donde todo parece bien y está tranquilo. No hay apuro.
A veces mis neuronas no están en condiciones de pensar o no quieren hacerlo (es el estado de relajación máximo mezclado con el agotamiento) y en esos momentos me meto en las conversaciones de los demás. Los escucho desde una distancia casi imprudente y me entero de las cosas que piensan o lo que es mejor de cómo piensan. En algunas ocasiones no hay conversaciones y me fijo en lo que lee el de al lado....
Soy una voyerista como el personaje de "La ventana indiscreta" pero en versión movilizada.
Hoy iba en el metro haciendo esto, absolutamente en otro planeta, absorta en la conversación de tres cuasi adolescentes con dos hombres que parecían ser sus padres. Algo me pareció fuera de lugar cuando al mirar por la ventana vi que decía Tobalaba y yo seguía sentada en el mismo sitio. En las estación siguiente, justo antes de que cerraran las puertas y cuando los demás se callaron, me di cuenta que me había pasado. Fue necesario correr para alcanzar a salir y cambiar y de andén.
Sin embargo, debo reconocer que lo que hago no tiene ninguna malicia y ni siquiera premeditación, simplemente es algo que ocurre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja..dale..pq hacer eso sólo cuando estas sola transportándote..pq nolo haces todo el día???