Me quiero ir de vacaciones, pero me quiero ir ¡ya! Precisamente ese es el problema de las vacaciones: La ansiedad que se genera en torno a ellas. No basta con que uno esté cansado después de un arduo año de estudios o trabajo, sino que además, empieza a visualizar ese periodo ideal en alguna “playa paradisíaca” o viviendo una “aventura increíble” (independiente de que finalmente las cosas sean así) y entonces, la necesidad de estar ahí te corroe por dentro y todo lo que haces, lo haces pensando en ese momento ideal en el que todo será motivo de risas y toda la gente se convierte en tus amigos (mi amigo el vendedor de hamburguesas de la playa, mi amigo el recepcionista de la hostal, mi amigo el gringo con el q carretié el otro día, etc.) Obviamente, pasadas las vacaciones, nunca más volverás a ver al vendedor de hamburguesas y lo que sea de su vida, probablemente, no te afectará en lo más mínimo. Pero en ese momento puedes jurar de guata que esa es tu vida ideal y piensas mil maneras de alargar la estadía e incluso sueñas con algún negocio que te permita vivir en ese lugar eternamente.
El problema, repito, son los días previos. Todo te molesta, te sientes agotado y sólo quieres que llegue el día de la partida.
¿Estoy generalizando algo que sólo me pasa a mí o a los demás les sucede algo similar?
Saludos y disfruten sus vacaciones (eviten sufrir durante los días previos, sólo conserven la leve sonrisa que se asoma por sus labios cuando se imaginan en su destino de este año).